La lámpara tendrá que esperar.

Con la gran torpeza que me caracteriza he roto la lámpara UV que tantas ganas tenía de montar en mi acuario. Fue cuando le estaba poniendo kilo y medio de teflón en las juntas para que no perdiera agua por ahí cuando el transformador del enchufe (que, por cierto pesaba muchísimo) se deslizo por el borde de la cama y cayó al suelo. Como el cable era cortito arrastró a la lámpara al suelo. El golpe lo amortiguó una alfombra y por eso pensé que no había pasado nada pero al recogerla sonaba a cristales rotos en su interior. Y, en efecto, se había roto la capucha de cuarzo que recubre a la lámpara UV. Así que ahora me toca ver si hay repuestos para esto. Lo dicho: "mi gozo en un pozo".